EVENTOS
DESARME 19 DE OCTUBRE
El desarme
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Tradición e historia:
El fusil por los garbanzos
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Tras la muerte de Fernando VII, que abolió la Ley Sálica, se produce una división entre la hija y hermano respectivamente del fallecido monarca. Los carlistas apoyaban los derechos al trono del príncipe Carlos, partidario de mantener el régimen absolutista y los fueros, mientras los isabelinos defendían un régimen liberal y la legitimidad de la hija de Fernando VII. Comienza así la Primera Guerra Carlista, que fue una guerra civil desarrollada en España entre 1833 y 1840.
En este contexto existen tres teorías principales para establecer las raíces de esta celebración que seguramente adoptó parte de todas ellas:
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Desarme de voluntarios realistas en 1833
El 1 de noviembre de 1833, los liberales desarmaron a los voluntarios realistas en la plazuela del Real Castillo (Fortaleza de Oviedo sobre la que se construyó la antigua Cárcel Correccional de Oviedo), después de haberles servido un rancho, por lo que, para comer desembarazadamente, dejaron las armas en pabellón, que les fueron retiradas.
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Batallones carlistas en Llanera en 1836
El 6 de julio de 1836 varios batallones carlistas establecidos en Lugo de Llanera esperaban órdenes para caer sobre Oviedo. Lo formaban milicianos de Oviedo, Avilés, Gijón, Proaza, Pola de Siero, Noreña y Mieres. Los vecinos, defensores liberales, no ofrecieron resistencia. Planearon preparar un rancho abundante de garbanzos con espinacas y bacalao, sumado a enormes cacerolas de callos, todo ello con abundante vino de acompañamiento. Los batallones ante tal banquete poco habitual disfrutaron de una profunda siesta, momento en que los vecinos aprovecharon para requisarles el armamento. Coincide este testimonio en el menú de lo que más tarde se llamó «desarme» aunque no su fecha.
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Batalla de Oviedo el 19 de octubre de 1836
La ciudad de Oviedo se declaró partidaria de Isabel II, mientras la Iglesia estaba más próxima al carlismo. Se repartieron armas a grupos de ciudadanos reclutados para mantener el orden ante posibles brotes o ataques carlistas, eran las llamadas milicias nacionales. El 19 de octubre de 1836, la columna del carlista Sanz (Pablo Sanz y Baeza) entra en Oviedo. Fueron unos fuertes enfrentamientos con fusil y bayoneta que llegó hasta la calle Magdalena ocasionando la muerte, en distintos puntos de la ciudad, de renombrados defensores comandados por el coronel Pardiñas. Las batalla causó las muertes de los nacionales Antonio Canella, capitán de granaderos; Pedro Aguirre, gastador; Miguel Grana, granadero, y Francisco Quiñones, nacional de caballería. Pese a ello, la resistencia triunfó, haciendo olvidar a Pardiñas su derrota al mando de una columna en el puente de Soto del Rey. Se escribió en el escudo de Oviedo el título de Benemérita. Los soldados fueron agasajados con una copiosa comida, que con el tiempo conmemoraría la victoria de las tropas isabelinas sobre las columnas del general Sanz durante la guerra Carlista. Este hecho coincide en la fecha pero no en el menú de la celebración.
Tras la publicación de un reciente estudio que explica el origen y la evolución de la efemérides se sabe que, en realidad, la costumbre de comer los garbanzos con bacalao procede del final de la contienda carlista (marzo de 1876), cuando para celebrar la "paz" y el "desarme" de la población se ofreció un almuerzo al ejército, pueblo, soldados heridos en los hospitales y enemigos en la cárcel un "rancho extraordinario" que, como quiera se estaba en cuaresma, cambió las carnes y embutidos por el pescado. Fue, pues, un menú para celebrar la paz y olvidar rencillas. A finales del siglo XIX comenzó en Oviedo la costumbre de iniciar la temporada de callos el 19 de octubre (frente a otros lugares, que prefieren la festividad de San Martín, coincidiendo con la matanza), ofreciendo los locales de hostelería ambos platos, "desarme" (garbanzos con bacalao) y callos, que terminarán degustándose juntos.